jueves, 12 de octubre de 2017

Niños Hiperactivos


En los últimos años, unos de los trastornos que más presencia y repercusión que tiene en las aulas es el Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad, (TDAH- TDA). Pero no es algo que sólo afecte al área educativa del niño, sino también al familiar y social.

¿Qué dificultades puede presentar en el colegio un niño con hiperactividad? ¿Qué pautas podemos llevar a cabo para ayudarle para que su presencia en el aula sea como la de los demás niños?

Como rasgos generales de los niños con TDAH podemos establecer las siguientes características: son niños que tienen dificultad para mantener la atención, muestran hiperactividad o excesivo movimiento y son impulsivos.

Además de estos rasgos, el niño que tiene un Trastorno por Déficit de Atención tanto si es con Hiperactividad como si no, muestra cierto tipo de conductas en el colegio:

- Desorganización de los cuadernos y tareas.
- A menudo pierde o no trae los materiales necesarios a clase.
- No acaba los deberes.
- Interrumpe con frecuencia.
- Se mueve y se levanta sin motivo aparente.
- Dificultades para aceptar las normas.
- Se despista y no presta atención. Parece que no escucha.

También presentan una serie de rasgos asociados que debemos tener muy presentes como baja autoestima, mal comportamiento, dificultad en el aprendizaje, problemas escolares, sobre todo en su relación con los compañeros, mayor riesgo de sufrir caídas o heridas...

Por otro lado, también muestran algunas características más positivas que las anteriores como: extroversión, simpatía, creatividad, dotes artísticas, energía, independencia o sensibilidad.

Los indicadores de hiperactividad según la edad del niño
· De 0 a 2 años. Descargas clónicas durante el sueño, problemas en el ritmo del sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos auditivos e irritabilidad.

· De 2 a 3 años. Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos accidentes.

· De 4 a 5 años. Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas.

· A partir de 6 años. Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.

El tratamiento depende de cada caso individual. El tratamiento farmacológico más utilizado son los estimulantes, que sirven para ayudar a que el niño pueda concentrarse mejor, y los sedantes en el caso de que el niño muestre rasgos psicóticos. El tratamiento psicoterapéutico está destinado a mejorar el ambiente familiar y escolar, favoreciendo una mejor integración del niño a la vez, que se le aplican técnicas de modificación de conducta.

El tratamiento cognitivo se basa en el planteamiento de la realización de tareas, donde el niño aprende a planificar sus actos y mejora su lenguaje interno. A partir de los 7 años, el lenguaje interno asume un papel de autorregulación, que estos niños no tienen tan desarrollado. Para la realización de cualquier tarea se le enseña a valorar primero todas las posibilidades de la misma, a concentrarse y a comprobar los resultados parciales y globales una vez finalizada.

Síntomas en un niño hiperactivo

Los síntomas pueden ser clasificados según el déficit de atención, hiperactividad e impulsividad:

· Dificultad para resistir a la distracción.
· Dificultad para mantener la atención en una tarea larga.
· Dificultad para atender selectivamente.
· Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.
· Actividad motora excesiva o inapropiada.
· Dificultad para acabar tareas ya empezadas.
· Dificultad para mantenerse sentados y/o quietos en una silla.
· Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).
· Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se reprimen.
· Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de hacer las cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los deberes y obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que quieren.
· Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento. En los juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos veces antes de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de que se formulen.

Estos síntomas pueden manifestarse con una intensidad variable en cada niño (a) y pueden presentarse de forma independiente. Por lo tanto, el perfil sintomatológico de los afectados variará en intensidad y en presentación (en función de los síntomas predominantes).

Es frecuente encontrar estas características de falta de atención, hiperactividad o impulsividad en conductas propias de la infancia, puesto que es natural que los niños estén muy activos, presten poca atención, escuchen poco… Pero es importante diferenciar entre un comportamiento “normal” y uno que no lo es.

Para que se pueda plantear un posible diagnóstico de TDAH, se deben cumplir los siguientes criterios marcados por el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, quinta edición):

- manifiesta estas conductas o algunas de ellas de forma desproporcionada comparado con los otros niños de su edad y respecto a su grado de desarrollo

- está presente desde una edad temprana (antes de los 12 años)

- afecta en al menos dos ambientes distintos de la vida del niño: escolar, social y/o familiar

- deteriora significativamente su calidad de vida

- no es causado por un problema médico, tóxico u otro problema psiquiátrico

Es importante que acudas a un profesional de la salud especializado en TDAH para que pueda realizar un diagnóstico clínico apropiado y evites así un diagnóstico erróneo.

HIPERACTIVIDAD

Es probablemente uno de los síntomas más fáciles de reconocer, por su evidencia y por ser el más conocido por el público en general2.

La persona que padece hiperactividad se caracteriza porque:

- se mueve en momentos en los que no resulta adecuado
- le cuesta permanecer quieto cuando es necesario
- habla en exceso
- hace ruidos constantemente, incluso en actividades tranquilas
- tiene dificultad para relajarse
- cambia de actividad sin finalizar ninguna
- tiene falta de constancia

La hiperactividad puede manifestarse de forma distinta en las diferentes etapas de la vida, aunque la descripción de los síntomas sí que permanece igual para niños y adultos.

DÉFICIT DE ATENCIÓN
Los síntomas de falta de atención son probablemente los más difíciles de percibir en edades infantiles. Sin embargo, es posible que sea uno de los principales motivos de consulta entre los adultos con TDAH.

La persona que padece déficit de atención se caracteriza porque:

- tiene dificultad para mantener la atención durante un tiempo prolongado
- no presta atención a los detalles
- presenta dificultades para finalizar tareas
- le cuesta escuchar, seguir órdenes e instrucciones
- es desorganizado en sus tareas y actividades
- suele perder u olvidar objetos
- se distrae con facilidad
- no concluye lo que empieza
- evita las actividades que requieren un nivel de atención sostenido
- cambia frecuentemente de conversación
- presenta dificultades para seguir las normas o detalles de los juegos

El déficit de atención suele aparecer generalmente cuando se inicia la etapa escolar, debido a que se requiere una actividad cognitiva más compleja. Por lo general, persiste de forma significativa durante la adolescencia y la edad adulta.

IMPULSIVIDAD

La impulsividad es probablemente el síntoma menos frecuente de los tres síntomas nucleares del TDAH.

La persona que padece impulsividad se caracteriza porque:

- es impaciente
- tiene problemas para esperar su turno
- no piensa antes de actuar
- interrumpe constantemente a los demás
- tiene respuestas prepotentes: espontáneas y dominantes
- tiende a “toquetearlo” todo
- suele tener conflictos con los adultos

La impulsividad se refiere fundamentalmente a la dificultad para pensar las cosas antes de actuar. Esto supone un gran problema, ya que el paciente puede ponerse en peligro y vivir situaciones conflictivas principalmente en la edad adulta.

Consecuencias en la familia con un niño hiperactivo

Los padres suelen definir a un hijo hiperactivo como inmaduro, maleducado y gamberro. Sus comportamientos generan conflictos en la familia, desaprobación y rechazo. Son irritantes y frustrantes en cuanto al éxito educativo de los padres, y algunos niños tienden al aislamiento social. Este trastorno ya se detecta antes de los 7 años y unos tienen síntomas más graves que otros. Una cosa que hay que tener en cuenta, es que si los padres riñen exageradamente al niño hiperactivo, pueden estar fomentando un déficit de autoestima por su parte (sobre todo si lo critican por todo lo que hace) y realimentan el trastorno, ya que el pequeño acabará por no esforzarse por portarse bien, pues verá que siempre acaban regañándole haga lo que haga.

Pero, ¿hay que explicar al niño que es hiperactivo y cómo hacerlo? Los expertos confían en que es altamente beneficioso y puede ayudarle.

Consejos para padres de hijos hiperactivos
Algunos de los consejos prácticos que los especialistas consideran importantes para los padres de niños hiperactivos son:

- Mantener un ambiente familiar estructurado, tranquilo y relajado

- Crear reglas y rutinas diarias que les ayude a organizar la estructura de su día. Podemos pedirle que exprese en voz alta lo que va a hacer y en qué orden: 'voy a ducharme, necesito llevar muda y pijama'.

- Hablar con el niño dando instrucciones claras, asegurándonos que el niño nos mira y está escuchándonos.

- Asegurarnos que ha comprendido la instrucción que le hemos dado.

- No dar muchas instrucciones a la vez, sino una a una, de forma concreta y precisa.

- Elogiar al niño inmediatamente después de haber realizado la instrucción. El refuerzo positivo es muy importante para fijar esa conducta en el niño.

- Es conveniente que haga los deberes siempre en el mismo sitio y a la misma hora, teniendo en cuenta que su capacidad de atención es limitada, el tiempo de realizarlos también debe serlo. Si está perdiendo la atención, podemos parar y continuar más tarde.

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