EDUKACTIVA
La escuela tiene que reconocer las competencias de los niños, ya que las desarrollan desde el momento mismo en que nacen. La educación debe fomentar esos conocimientos, incentivar la curiosidad e inquietudes para ayudar al niño a crecer sin perder su esencia que lo hace tan particular y que es su habilidad para jugar y no cansarse.(TONUCCI)
domingo, 2 de junio de 2019
miércoles, 1 de noviembre de 2017
¿¡Ha llegado la Pubertad!?
· Desde el punto de
vista físico, esta edad es la más sana. Casi nunca caen enfermos.
· Por otro lado, es una
edad de riesgo. Muchos problemas de su salud futura empezarán ahora
(tabaquismo, obesidad, fracaso escolar…)
· En las chicas, lo
primero que se desarrolla es el pecho. Al principio puede ser asimétrico. No
debe ocurrir antes de los 8 años. Si es así debe consultar a su pediatra. El
desarrollo completo dura unos 3,5 años en la mayor parte de casos. El vello
púbico aparece unos 6 meses o más después. Siempre puede haber excepciones
dentro de lo normal.
· En los chicos, lo
primero es el crecimiento testicular. Ocurre entre los 11,5 y 12 años (como término
medio). Si aparece antes de los 9 años, consultar. El vello púbico suele
aparecer 6 meses después. Hacia los 16-17 años ya tendrá genitales de adulto.
· La maduración en las
niñas ocurre 1,5 a 2 años antes que en los niños.
· En esta etapa se
produce el “estirón puberal”. En las niñas el punto máximo es alrededor de los
12 años. En los niños el pico es más tardío. Su punto máximo es sobre los 14
años. Éste dependerá de factores familiares (padres altos o bajos) y
hormonales, entre otros.
· También cambia su composición
corporal (grasa y musculatura)
· La menarquia (primera
regla) suele ser unos dos años después de la aparición del vello en pubis y de
los senos. Es normal entre los 10 y los 15 años.
· Las “poluciones
nocturnas” marcan el inicio de la pubertad en los chicos. Lo normal es entre
los 13 y 17 años, como media sobre los 14.5 años. Coinciden con el pico máximo
de crecimiento.
· A medida que crece el
pene, también va cambiando la voz de los chicos.
¿QUÉ VA A OCURRIR AHORA? ¿ES POSIBLE LLEVARSE BIEN?
¿SERÁ UN ADOLESCENTE CONFLICTIVO?
· Infórmese. Lea libros
sobre adolescencia. Recuerde su propia adolescencia y sus altibajos
emocionales. Prepárese para los cambios de humor y los conflictos que vendrán.
Si está preparado podrá afrontarlo mejor.
· Siguen necesitando límites
o normas de referencia, pero deben ir ampliando su autonomía.
· Las normas deben ser
claras y razonables. Pueden ser negociadas. No pueden existir reglas para todo.
Los padres tienen que estar de acuerdo entre ellos.
· Si los padres quieren
enseñar a sus hijos buenos comportamientos deben predicar con el ejemplo. Los
padres deben ser su punto de referencia.
· Aumentar su autoestima
y ayudarles en sus inseguridades.
· Los chicos solo
acudirán a los padres si saben que estos no los sermonearán ni criticarán
continuamente. Escucharlos es fundamental. Significa evitar interrumpir y poner
atención.
· Aprovechar el momento
de las comidas en familia para hablar de las cosas cotidianas y conocerse
mejor.
· La asignación de
dinero debe ser juiciosa y con unos criterios para que se administren.
· Sean firmes en sus
decisiones razonadas pero reconozcan cuando se equivoquen. No siempre los
adultos están en posesión de la verdad.
· No se les debe
recriminar o ridiculizar delante de sus amigos, ni decirles que lo que dicen
son tonterías.
· Durante esta época los
amigos tienen mucha influencia y son lo más importante para ellos. Sin embargo
no reemplazan a los padres. Estos siguen siendo lo que más influyen en la vida
de sus hijos.
· Conozca los amigos de
su hijo y los padres de sus amigos.
· Hable abiertamente
sobre temas como el sexo, las drogas o el alcohol y el tabaco. Antes de que se
exponga a situaciones problemáticas. Habrá más posibilidades de que su hijo
actúe de forma correcta llegado el momento.
· Respete la intimidad
de su hijo. Respete su habitación y sus llamadas telefónicas Por
supuesto, debe saber siempre dónde está, con quién y qué está haciendo pero no
necesita conocer todos los detalles.
· Tenga paciencia. La
mayoría de los problemas de la adolescencia no son graves ni duraderos. La
crisis de la adolescencia es una crisis familiar. Los padres también necesitan
apoyo.
· Sepa identificar las
señales de alarma. Los cambios demasiado bruscos pueden querer decir que hay un
problema real subyacente.
jueves, 12 de octubre de 2017
Niños Hiperactivos
¿Qué dificultades puede presentar en el colegio un niño con hiperactividad? ¿Qué pautas podemos llevar a cabo para ayudarle para que su presencia en el aula sea como la de los demás niños?
Como rasgos generales de los niños con TDAH podemos establecer las siguientes características: son niños que tienen dificultad para mantener la atención, muestran hiperactividad o excesivo movimiento y son impulsivos.
Además de estos rasgos, el niño que tiene un Trastorno por Déficit de Atención tanto si es con Hiperactividad como si no, muestra cierto tipo de conductas en el colegio:
- Desorganización de los cuadernos y tareas.
- A menudo pierde o no trae los materiales necesarios a clase.
- No acaba los deberes.
- Interrumpe con frecuencia.
- Se mueve y se levanta sin motivo aparente.
- Dificultades para aceptar las normas.
- Se despista y no presta atención. Parece que no escucha.
También presentan una serie de rasgos asociados que debemos tener muy presentes como baja autoestima, mal comportamiento, dificultad en el aprendizaje, problemas escolares, sobre todo en su relación con los compañeros, mayor riesgo de sufrir caídas o heridas...
Por otro lado, también muestran algunas características más positivas que las anteriores como: extroversión, simpatía, creatividad, dotes artísticas, energía, independencia o sensibilidad.
Los indicadores de hiperactividad según la edad del niño
· De 0 a 2 años. Descargas clónicas durante el sueño, problemas en el ritmo del sueño y durante la comida, períodos cortos de sueño y despertar sobresaltado, resistencia a los cuidados habituales, reactividad elevada a los estímulos auditivos e irritabilidad.
· De 2 a 3 años. Inmadurez en el lenguaje expresivo, actividad motora excesiva, escasa conciencia de peligro y propensión a sufrir numerosos accidentes.
· De 4 a 5 años. Problemas de adaptación social, desobediencia y dificultades en el seguimiento de normas.
· A partir de 6 años. Impulsividad, déficit de atención, fracaso escolar, comportamientos antisociales y problemas de adaptación social.
El tratamiento depende de cada caso individual. El tratamiento farmacológico más utilizado son los estimulantes, que sirven para ayudar a que el niño pueda concentrarse mejor, y los sedantes en el caso de que el niño muestre rasgos psicóticos. El tratamiento psicoterapéutico está destinado a mejorar el ambiente familiar y escolar, favoreciendo una mejor integración del niño a la vez, que se le aplican técnicas de modificación de conducta.
El tratamiento cognitivo se basa en el planteamiento de la realización de tareas, donde el niño aprende a planificar sus actos y mejora su lenguaje interno. A partir de los 7 años, el lenguaje interno asume un papel de autorregulación, que estos niños no tienen tan desarrollado. Para la realización de cualquier tarea se le enseña a valorar primero todas las posibilidades de la misma, a concentrarse y a comprobar los resultados parciales y globales una vez finalizada.
Síntomas en un niño hiperactivo
Los síntomas pueden ser clasificados según el déficit de atención, hiperactividad e impulsividad:
· Dificultad para resistir a la distracción.
· Dificultad para mantener la atención en una tarea larga.
· Dificultad para atender selectivamente.
· Dificultad para explorar estímulos complejos de una manera ordenada.
· Actividad motora excesiva o inapropiada.
· Dificultad para acabar tareas ya empezadas.
· Dificultad para mantenerse sentados y/o quietos en una silla.
· Presencia de conductas disruptivas (con carácter destructivo).
· Incapacidad para inhibir conductas: dicen siempre lo que piensan, no se reprimen.
· Incapacidad para aplazar las cosas gratificantes: no pueden dejar de hacer las cosas que les gusta en primer lugar y aplazan todo lo que pueden los deberes y obligaciones. Siempre acaban haciendo primero aquello que quieren.
· Impulsividad cognitiva: precipitación, incluso a nivel de pensamiento. En los juegos es fácil ganarles por este motivo, pues no piensan las cosas dos veces antes de actuar, no prevén, e incluso contestan a las preguntas antes de que se formulen.
Estos síntomas pueden manifestarse con una intensidad variable en cada niño (a) y pueden presentarse de forma independiente. Por lo tanto, el perfil sintomatológico de los afectados variará en intensidad y en presentación (en función de los síntomas predominantes).
Es frecuente encontrar estas características de falta de atención, hiperactividad o impulsividad en conductas propias de la infancia, puesto que es natural que los niños estén muy activos, presten poca atención, escuchen poco… Pero es importante diferenciar entre un comportamiento “normal” y uno que no lo es.
Para que se pueda plantear un posible diagnóstico de TDAH, se deben cumplir los siguientes criterios marcados por el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, quinta edición):
- manifiesta estas conductas o algunas de ellas de forma desproporcionada comparado con los otros niños de su edad y respecto a su grado de desarrollo
- está presente desde una edad temprana (antes de los 12 años)
- afecta en al menos dos ambientes distintos de la vida del niño: escolar, social y/o familiar
- deteriora significativamente su calidad de vida
- no es causado por un problema médico, tóxico u otro problema psiquiátrico
Es importante que acudas a un profesional de la salud especializado en TDAH para que pueda realizar un diagnóstico clínico apropiado y evites así un diagnóstico erróneo.
HIPERACTIVIDAD
Es probablemente uno de los síntomas más fáciles de reconocer, por su evidencia y por ser el más conocido por el público en general2.
La persona que padece hiperactividad se caracteriza porque:
- se mueve en momentos en los que no resulta adecuado
- le cuesta permanecer quieto cuando es necesario
- habla en exceso
- hace ruidos constantemente, incluso en actividades tranquilas
- tiene dificultad para relajarse
- cambia de actividad sin finalizar ninguna
- tiene falta de constancia
La hiperactividad puede manifestarse de forma distinta en las diferentes etapas de la vida, aunque la descripción de los síntomas sí que permanece igual para niños y adultos.
DÉFICIT DE ATENCIÓN
Los síntomas de falta de atención son probablemente los más difíciles de percibir en edades infantiles. Sin embargo, es posible que sea uno de los principales motivos de consulta entre los adultos con TDAH.
La persona que padece déficit de atención se caracteriza porque:
- tiene dificultad para mantener la atención durante un tiempo prolongado
- no presta atención a los detalles
- presenta dificultades para finalizar tareas
- le cuesta escuchar, seguir órdenes e instrucciones
- es desorganizado en sus tareas y actividades
- suele perder u olvidar objetos
- se distrae con facilidad
- no concluye lo que empieza
- evita las actividades que requieren un nivel de atención sostenido
- cambia frecuentemente de conversación
- presenta dificultades para seguir las normas o detalles de los juegos
El déficit de atención suele aparecer generalmente cuando se inicia la etapa escolar, debido a que se requiere una actividad cognitiva más compleja. Por lo general, persiste de forma significativa durante la adolescencia y la edad adulta.
IMPULSIVIDAD
La impulsividad es probablemente el síntoma menos frecuente de los tres síntomas nucleares del TDAH.
La persona que padece impulsividad se caracteriza porque:
- es impaciente
- tiene problemas para esperar su turno
- no piensa antes de actuar
- interrumpe constantemente a los demás
- tiene respuestas prepotentes: espontáneas y dominantes
- tiende a “toquetearlo” todo
- suele tener conflictos con los adultos
La impulsividad se refiere fundamentalmente a la dificultad para pensar las cosas antes de actuar. Esto supone un gran problema, ya que el paciente puede ponerse en peligro y vivir situaciones conflictivas principalmente en la edad adulta.
Consecuencias en la familia con un niño hiperactivo
Los padres suelen definir a un hijo hiperactivo como inmaduro, maleducado y gamberro. Sus comportamientos generan conflictos en la familia, desaprobación y rechazo. Son irritantes y frustrantes en cuanto al éxito educativo de los padres, y algunos niños tienden al aislamiento social. Este trastorno ya se detecta antes de los 7 años y unos tienen síntomas más graves que otros. Una cosa que hay que tener en cuenta, es que si los padres riñen exageradamente al niño hiperactivo, pueden estar fomentando un déficit de autoestima por su parte (sobre todo si lo critican por todo lo que hace) y realimentan el trastorno, ya que el pequeño acabará por no esforzarse por portarse bien, pues verá que siempre acaban regañándole haga lo que haga.
Pero, ¿hay que explicar al niño que es hiperactivo y cómo hacerlo? Los expertos confían en que es altamente beneficioso y puede ayudarle.
Consejos para padres de hijos hiperactivos
Pero, ¿hay que explicar al niño que es hiperactivo y cómo hacerlo? Los expertos confían en que es altamente beneficioso y puede ayudarle.
Consejos para padres de hijos hiperactivos
Algunos de los consejos prácticos que los especialistas consideran importantes para los padres de niños hiperactivos son:
- Mantener un ambiente familiar estructurado, tranquilo y relajado
- Crear reglas y rutinas diarias que les ayude a organizar la estructura de su día. Podemos pedirle que exprese en voz alta lo que va a hacer y en qué orden: 'voy a ducharme, necesito llevar muda y pijama'.
- Hablar con el niño dando instrucciones claras, asegurándonos que el niño nos mira y está escuchándonos.
- Asegurarnos que ha comprendido la instrucción que le hemos dado.
- No dar muchas instrucciones a la vez, sino una a una, de forma concreta y precisa.
- Elogiar al niño inmediatamente después de haber realizado la instrucción. El refuerzo positivo es muy importante para fijar esa conducta en el niño.
- Es conveniente que haga los deberes siempre en el mismo sitio y a la misma hora, teniendo en cuenta que su capacidad de atención es limitada, el tiempo de realizarlos también debe serlo. Si está perdiendo la atención, podemos parar y continuar más tarde.
- Mantener un ambiente familiar estructurado, tranquilo y relajado
- Crear reglas y rutinas diarias que les ayude a organizar la estructura de su día. Podemos pedirle que exprese en voz alta lo que va a hacer y en qué orden: 'voy a ducharme, necesito llevar muda y pijama'.
- Hablar con el niño dando instrucciones claras, asegurándonos que el niño nos mira y está escuchándonos.
- Asegurarnos que ha comprendido la instrucción que le hemos dado.
- No dar muchas instrucciones a la vez, sino una a una, de forma concreta y precisa.
- Elogiar al niño inmediatamente después de haber realizado la instrucción. El refuerzo positivo es muy importante para fijar esa conducta en el niño.
- Es conveniente que haga los deberes siempre en el mismo sitio y a la misma hora, teniendo en cuenta que su capacidad de atención es limitada, el tiempo de realizarlos también debe serlo. Si está perdiendo la atención, podemos parar y continuar más tarde.
miércoles, 11 de octubre de 2017
La voz en el niño sordo
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOu3oyQrIWqKJaDzb5XnF44FxsYukliWwc6ix6RM1eFwLERDORnCSd2tier2HGlpTbXoQ-3gvPPifDHIB3jvOL5C6gOqja1r5hi3ndgTLandAOyGu3_B_m2SUIgi5bqLwwrZk_8lj50KQ/s640/sor.jpg)
La
sordera es la dificultad o la imposibilidad de usar el sentido del oído debido
a una pérdida de la capacidad auditiva parcial (hipoacusia) o total (cofosis),
y unilateral o bilateral. Así pues, una persona sorda será incapaz o tendrá
problemas para escuchar. Ésta puede ser un rasgo hereditario o puede ser
consecuencia de una enfermedad, traumatismo, exposición a largo plazo al ruido,
o medicamentos agresivos para el nervio auditivo.
La
sordera se puede definir como el impedimento auditivo tan severo que le impide
al niño/a procesar información lingüística a través de la audición con o sin
instrumentos amplificadores. Según la Conferencia de ejecutivos de la Escuela
Americana de Sordos reside en la capacidad para interpretar el lenguaje hablado
mediante el oído.
Desde
el punto de vista educativo, el/la niño/a sordo/a es aquél cuyo déficit
auditivo es lo suficientemente severo como para que no pueda beneficiarse
completamente de los recursos que normalmente ofrece el aula ordinaria (Jonson
y col).
La
discapacidad auditiva se puede definir como aquel trastorno sensorial
caracterizado por la pérdida de la capacidad de percepción de las formas
acústicas, producida ya sea por una alteración del órgano de la audición o bien
de la vía auditiva. (Ríos, 2001).
La
Conferencia Ejecutiva de la Escuela Americana para los sordos, en 1974, desarrolla
una definición con orientación educativa (Winzer, 1993 citado por González,
1995), ya que hacía referencia al término de sordo como la incapacidad auditiva
que le imposibilitaba para procesar información a través del oído, como el
sujeto que presenta un resto auditivo, que con el uso de ayuda auditiva, puede
ser capaz de procesar información lingüística a través de la audición.
La
Organización Mundial de la Salud (OMS) define "sordo" como toda
persona cuya agudeza auditiva le impide aprender su propia lengua, seguir con
aprovechamiento las enseñanzas básicas y participar en las actividades normales
de su edad. Su audición no es funcional para la vida cotidiana.
La
sordera es una disfunción auditiva, la cual es tan severa que la persona tiene
incapacidad para procesar la información lingüística a través de la audición.
La discapacidad auditiva, en algún grado, afecta la capacidad para la
recepción, la asociación y comprensión de los sonidos tanto del medio ambiente,
como los que componen un sistema de comunicación auditivo-vocal, como es el
idioma.
En
la mayoría de las ocasiones, cuando se habla de sordera, gran parte de la
sociedad se hace una idea equivocada; muchos piensan que la sordera no tiene
matices, es decir, muchos no tienen conocimiento de la existencia de diferentes
grados de sordera que, lógicamente, tienen diferentes repercusiones en el
lenguaje y en la comunicación. Además, la sordera no supone llevar asociada la
mudez.
El
término sordomudo debería excluirse como una forma de referirse a la sordera, y
la imagen de una persona sorda que no es capaz de articular palabra debería
borrarse de nuestra mente porque la sordera no supone incapacidad para la
adquisición del lenguaje.
En
primer lugar, consideramos la necesidad de hacer una distinción entre el
término sordo e hipoacúsico. Se denomina terminológicamente como sordo a
aquella "persona cuya audición residual imposibilita la comprensión de la
palabra por vía auditiva exclusivamente, con o sin ayuda de prótesis
auditivas". Y se establece el término hipoacúsico para "aquellas
personas cuya audición residual hace difícil pero no imposible, la comprensión
de la palabra por vía auditiva exclusivamente, con o sin ayuda de prótesis
auditivas, teniendo formación básica del lenguaje interior".
CAUSAS DE LA SORDERA
Los factores que
pueden haber producido una sordera son múltiples y las implicaciones que éstos
pueden tener para el desarrollo del sujeto son diferentes. La etiología o causa
de la sordera es un factor importante en relación con la pérdida auditiva, con
posibles trastornos asociados, con la reacción emocional de los padres y,
posiblemente, con el desarrollo emocional.
Las dos grandes causas de la sordera pueden ser los factores genéticos (hereditarios) o factores ambientales; aunque debemos señalar, que en un tercio de las personas sordas, el origen de su sordera no ha podido ser diagnosticado.
Las dos grandes causas de la sordera pueden ser los factores genéticos (hereditarios) o factores ambientales; aunque debemos señalar, que en un tercio de las personas sordas, el origen de su sordera no ha podido ser diagnosticado.
Causas genéticas. Estas causas son
de carácter hereditario, y suponen la aparición de la sordera desde el mismo
momento del nacimiento o bien el desarrollo de la misma de forma progresiva.
Causas ambientales. Son factores que
actúan sobre la persona y tienen como resultado la aparición de la pérdida
auditiva; estos factores pueden aparecer antes, durante o después del
nacimiento. Las deficiencias auditivas de transmisión suelen tener una causa
etiológica más sencilla de diagnosticar. Los orígenes de esta pérdida auditiva
son tres: las malformaciones congénitas, las causas genéticas y las otitis.
Generalmente, esta clase de sordera se adquiere a consecuencia de obstrucciones
tubáricas y otitis de diversos tipos. Otras de las causas son los tumores, la
otosclerosis y las perforaciones timpánicas.
Las sorderas
neurosensoriales pueden deberse a causas genéticas y procesos infecciosos (pre
y postnatales), fármacos, prematuriedad, incompatibilidad Rh, anoxia neonatal y
traumatismos. El agravamiento de una deficiencia auditiva de tipo
neurosensorial por un componente de transmisión o viceversa, puede dar lugar a
una sordera mixta.
Ahora bien, siempre hemos de considerar que de un 20 a un 30 % de las pérdidas auditivas tienen un origen desconocido.
Ahora bien, siempre hemos de considerar que de un 20 a un 30 % de las pérdidas auditivas tienen un origen desconocido.
Las causas que pueden originar una deficiencia
auditiva son múltiples. Pero las más importantes son las siguientes:
· Aplasias.- Son anomalías
producidas durante el crecimiento embrionario. La perdida máxima no supera los
60 dB. Las principales causas son la ausencia de pabellón auditivo, la
deformación de éste o del conducto auditivo, o la inexistencia de tímpano.
· Obstrucción del
canal auditivo o tubárico.- Está causada por tapones de cera, o por la
obstrucción de la trompa de Eustaquio en el caso de la tubárica. La perdida
máxima está entre los 35 y 55 dB.
· Traumatismos.- Las causas
fundamentales son una descompresión brusca, una onda expansiva o un fuerte
ruido.
· Intoxicación
medicamentosa.- Es una sordera neurosensorial. Se produce una pérdida auditiva en
función de la dosis y duración del tratamiento.
· Sordera por
infecciones generales.- También es neurosensorial, y puede ser a causa
de rubéola (prenatal), gripe, meningitis, etc. (postnatal).
· Sorderas genéticas.- Está causada por
una alteración cromosómica que uno de los padres aporta al niño en los
cromosomas.
CLASIFICACIÓN DE LAS SORDERAS
Clasificación 1:
Sorderas de conducción. Están motivadas
por alteraciones a nivel del conducto auditivo externo, tímpano, caja o trompa
de Eustaquio. La causa más frecuente de este tipo de sordera es la
otosclerosis, de naturaleza todavía no bien esclarecida y que evoluciona
progresivamente, aunque no de forma regular. Primero se afectan los tonos
graves y medios, y más tarde los agudos. Es frecuente que se acompañe de
acufenos y algún vértigo fugaz. La fase final consiste en la anquilosis de los
huesecillos. Con frecuencia se observa la llamada paradoja de Willis, es decir,
mejor audición en los medios ruidosos, ya sea porque los huesecillos vibran por
trepidaci6n del ambiente, ya sea porque todas las personas, instintivamente,
levantan la voz y ésta se compone de tonos más altos. Su tratamiento es difícil
porque se desconoce la causa, aunque la cirugía otológica consigue curar ya una
buena proporci6n de estos casos. Son útiles en estas sorderas los audífonos que
amplifican el sonido y permiten oír mejor.
Sorderas de percepción. Son básicamente
las que proceden de afecciones del laberinto, entre las cuales figuran los
traumatismos que inciden en el oído medio interno y las lesiones degenerativas
codeares, que pueden ser debidas a tóxicos (alcohol, tabaco, salicilatos,
quinina, etc.) o toxinas (gripe, fiebre tifoidea, etc.) o bien constitucionales.
Otro tipo de sordera de percepción es la profesional, que se presenta en
determinadas ocupaciones (caldereros, obreros que, trabajan con sierras
mecánicas o taladradoras, etc.). En este caso tiene lugar la degeneración del
órgano de Corti, la localización de la cual depende de la altura del sonido (en
la base del caracol para los sonidos agudos y el vértice para los graves). La
zona afectada puede determinarse practicando un audiograma. Las parotiditis son
otra causa de sordera definitiva por afectación del laberinto codear. También
la otitis escarlatinosa, la meningitis cerebroespinal y el herpe Zoster pueden
dejar una sordera permanente para los tonos agudos.
Sordera congénita. Forma parte de un
complejo heredodegenerativo en familias con taras somáticas, uniones
consanguíneas, cretinismo, etc. También puede presentarse en familias normales
o como consecuencia de la rubéola durante el embarazo. En estos casos es
habitual la sordomudez, originada no por falta de habla, sino por la ausencia
de educación del lenguaje, sin que existan lesiones centrales ni periféricas en
ese sentido. Cuando no hay posibilidad de tratamiento de este tipo de
sordomudez congénita, lo más recomendable es que el niño sea sometido a
tratamiento psicológico para averiguar su grado de inteligencia y procurar que
su educación sea realizada por maestros especializados en sordomudos,
aprovechando al máximo los posibles restos de audición y enseñando a leer con
los labios a fin de interpretar las palabras por el movimiento de aquéllos.
Como medida profiláctica hay que desaconsejar la unión entre consanguíneos y
tarados, así como tratar lo antes y lo mejor posible las infecciones que
afectan al oído en la primera infancia. La enseñanza de los sordomudos debe
comenzar entre los 4 y los 6 anos. Lo más importante para el porvenir del
sordomudo es que la mayoría (60 %) tienen restos auditivos, ya sea en los
límites del audiograma, ya sea en forma de islotes apreciables con el
audiómetro y los resonadores de Urbantschitsch.
CLASIFICACIÓN 2: Según el lugar de la lesión: La sordera puede
ser:
Conductiva
o de transmisión. La lesión estaría
en el oído medio o externo. Toda condición que afecte a la
progresión del sonido hacia el oído interno. Es debido a obstrucciones
mecánicas en el oído externo o medio. La función neurosensorial está intacta.
Con frecuencia irreversibles: tratados de forma mecánica o/y quirúrgica.
Pérdida máximas de 60 Db.
· Perceptiva o
neurosensorial. Asociadas
a problemas en las estructuras del oído interno o en las vías de acceso al
cerebro.
· Mixta. Puede haber lesión
en el oído medio o interno. Sordera neurosensorial y sordera conductiva.
· Central. Se produce por una
malformación o disfunción en las vías auditivas.
CLASIFICACIÓN 3: Según la naturaleza. Alrededor
de un 36% de los casos son de causa desconocida, el resto pueden ser una causa:
- Genética:
Es la sordera congénita que supone el 50% de los casos. Causada
por la alteración de un gen
- Prenatal:
Originada durante el embarazo por enfermedades como la rubéola. Fetopatías
(hemorragias).
- Perinatal:
Prematuridad. Anoxia. Trauma obstétrico (en el momento de la expulsión)
- Postnatal:
Infecciones (meningitis, otitis). Tóxicos exógenos (antibióticos).
Afecciones metabólicas (hipotiroidismo, diabetes y ciertas alteraciones
proteicas)
- Adquirida durante la infancia:
Originada por traumatismos, infecciones, etc.
Sordera
de transmisión: La calidad de recepción de la
palabra es deficiente. Es la más frecuente.
Lesiones del oído externo.
- Malformaciones.
- Estenosis
del conducto.
- Infección
del conducto.
- Lesiones
obstructivas.
Lesiones del oído medio.
- Obstrucción
tubárica.
- Otitis
medias y sus secuelas.
- Tumores.
- Malformaciones
de los huesecillos.
Lesiones de la cápsula ótica.
- Infecciones
como la sífilis.
Distrofias
del oído como la otosclerosis
Sordera
de percepción: La deficiencia auditiva afecta
a la percepción de las palabras. Las dificultades de aprendizaje fonético son
considerables. Este tipo de sordera aparece aislada o asociada a la sordera de
identificación.
Lesiones del oído interno.
- Malformaciones.
- Intoxicaciones
medicamentosas.
- Infecciones.
- De
vecindad como la otitis media.
- Primarias
como la laberintitis.
- Víricas
como la parotiditis, virus neurotropos, etc.
- Alteraciones
vasculotensionales del laberinto como la enfermedad de Ménière.
- Traumatismos.
- Tumores.
- Herencia
como la presbiacusia.
Lesiones retrolaberínticas o radiculares.
- Infecciones
como la meningitis o secuelas peripetrosas de otitis.
- Víricas.
- Neuríticas.
- Tumorales
como el neurinoma del acústico.
Lesiones
centrales bulbares bajas, pues las lesiones altas no determinan sordera
Sordera
de identificación: La comprensión de
conceptos es muy difícil debido a la mala recepción y percepción de las
palabras. Se produce una alteración de la simbolización de origen central.
Puede existir aisladamente pero es frecuente en la sordera de percepción.
CLASIFICACIÓN 4:
según la intensidad.
Debemos distinguir entre sordera y déficit
auditivo definido por los decibelios percibidos.
- Sordera total:
déficit superior a 85 decibelios.
- Sordera profunda:
déficit de 60 a 85 decibelios.
- Sordera ligera: déficit
de 40 a 60 decibelios.
- Mala audición:
déficit inferior a 40 decibelios.
En estos dos últimos
puntos es posible la adquisición del lenguaje aunque con problemas de
articulación o pronunciación.
Normoaudición
El umbral de audición tonal no sobrepasa los 20 dB en la gama de frecuencias conversacionales. Ésta es la intensidad que percibe un oído que no sufre ningún tipo de pérdida auditiva.
El umbral de audición tonal no sobrepasa los 20 dB en la gama de frecuencias conversacionales. Ésta es la intensidad que percibe un oído que no sufre ningún tipo de pérdida auditiva.
Hipoacusia leve
Este tipo de pérdida puede hacer más difícil la comunicación, especialmente en ambientes ruidosos, pero no impiden un desarrollo lingüístico normal, es decir, no produce alteraciones significativas en la adquisición y desarrollo del lenguaje. El grado de pérdida se encuentra entre los umbrales de 20 y 40 dB.
Este tipo de pérdida puede hacer más difícil la comunicación, especialmente en ambientes ruidosos, pero no impiden un desarrollo lingüístico normal, es decir, no produce alteraciones significativas en la adquisición y desarrollo del lenguaje. El grado de pérdida se encuentra entre los umbrales de 20 y 40 dB.
Hipoacusia media
La pérdida auditiva se sitúa entre 40 y 70 dB. El niño tendrá problemas para la adquisición del lenguaje, por lo que es necesaria la adaptación de una prótesis, así como la intervención logopédica. Pero ha de tenerse en cuenta que, por norma general, podrán adquirir el lenguaje por vía auditiva.
La pérdida auditiva se sitúa entre 40 y 70 dB. El niño tendrá problemas para la adquisición del lenguaje, por lo que es necesaria la adaptación de una prótesis, así como la intervención logopédica. Pero ha de tenerse en cuenta que, por norma general, podrán adquirir el lenguaje por vía auditiva.
Hipoacusia severa
La pérdida auditiva se sitúa entre 70 y 90 dB. Esta pérdida supones importantes problemas para la comunicación hablada y para la adquisición del lenguaje oral. La voz no se oye, a no ser que ésta sea emitida a intensidades muy elevadas. Las personas con este grado de sordera necesitan el apoyo de la lectura labial, y para ellas, es imprescindible el uso de audífono y el apoyo logopédico para el desarrollo del lenguaje.
La pérdida auditiva se sitúa entre 70 y 90 dB. Esta pérdida supones importantes problemas para la comunicación hablada y para la adquisición del lenguaje oral. La voz no se oye, a no ser que ésta sea emitida a intensidades muy elevadas. Las personas con este grado de sordera necesitan el apoyo de la lectura labial, y para ellas, es imprescindible el uso de audífono y el apoyo logopédico para el desarrollo del lenguaje.
Hipoacusia profunda
La pérdida auditiva supera los 90 dB. Esta pérdida provoca alteraciones importantes en el desarrollo global del niño; afecta a las funciones de alerta y orientación, a la estructuración espacio-temporal y al desarrollo intelectual y del niño. Será imprescindible el uso de audífonos o implante coclear, una enseñanza intencional y sistemática del lenguaje.
La pérdida auditiva supera los 90 dB. Esta pérdida provoca alteraciones importantes en el desarrollo global del niño; afecta a las funciones de alerta y orientación, a la estructuración espacio-temporal y al desarrollo intelectual y del niño. Será imprescindible el uso de audífonos o implante coclear, una enseñanza intencional y sistemática del lenguaje.
Cofosis
La cofosis supone la pérdida total de la audición. Supone la ausencia de restos auditivos se sitúa por encima de los 120 dB, aunque en muchas ocasiones una pérdida superior a los 100 dB. Implica una auténtica cofosis funcional. Sin embargo, la pérdida total de audición es poco frecuente.
La cofosis supone la pérdida total de la audición. Supone la ausencia de restos auditivos se sitúa por encima de los 120 dB, aunque en muchas ocasiones una pérdida superior a los 100 dB. Implica una auténtica cofosis funcional. Sin embargo, la pérdida total de audición es poco frecuente.
CLASIFICACIÓN
5: MOMENTO DE ADQUISICIÓN
Prelocutiva
Se denomina sordera prelocutiva a aquella que ha sido adquirida antes de los tres años de edad, aunque en muchas ocasiones sería más correcto hacer esta clasificación atendiendo al nivel de desarrollo lingüístico alcanzado.
Prelocutiva
Se denomina sordera prelocutiva a aquella que ha sido adquirida antes de los tres años de edad, aunque en muchas ocasiones sería más correcto hacer esta clasificación atendiendo al nivel de desarrollo lingüístico alcanzado.
Perilocutiva
Si la discapacidad sobrevino mientras se adquiría el
lenguaje oral (2-3 años).
Postlocutiva
Esta denominación se utiliza para designar aquellas sorderas que se adquieren entre los tres y los cuatro años, o más concretamente, cuando ya se haya desarrollado el lenguaje.
Esta denominación se utiliza para designar aquellas sorderas que se adquieren entre los tres y los cuatro años, o más concretamente, cuando ya se haya desarrollado el lenguaje.
DESARROLLO DE LA COMUNICACIÓN EN EL NIÑO SORDO
Los primeros años de
la vida de un niño son los más decisivos. El problema que puede llegar a tener
un hijo sordo está condicionado por el nivel de lenguaje en el momento de
aparición de la sordera. Es diferente el desarrollo de un niño con el lenguaje
oral y/o escrito adquirido que un niño que es sordo desde el nacimiento.
Distinguiremos, pues, los niños con sordera congénita y los de sordera
adquirida.
- Los primeros son niños con una
gran dificultad de comunicación con el exterior ya que carecen de
lenguaje. Éstos tienen más dificultades para relacionarse con los demás e
interactuar con el medio. Cuanto más intensa sea la sordera mayor
probabilidad de que haya mudez. A pesar de esta deficiencia, el niño sordo
estimulado correctamente desarrolla un nivel de inteligencia normal.
- Los trastornos de la sordera
adquirida varían en función de si ha aparecido antes de aprender a hablar
y/o escribir o después. Si no hay lenguaje, la situación es parecida a los
niños con sordera congénita. Si hay lenguaje en el momento de la aparición
de la sordera, la dificultad para el desarrollo es menor.
Por todo ello, el
diagnóstico precoz y la aplicación de un tratamiento adecuado son decisivos: la
estimulación temprana, la utilización de prótesis (audífonos), la reeducación
(aprendizaje de lenguaje por signos, lectura labial) y el tratamiento
médico-quirúrgico (implantación de prótesis, intervenciones quirúrgicas,
medicación…) siempre y cuando el equipo médico lo considere necesario.
La estimulación del niño con
deficiencia auditiva deberá potenciar sus posibilidades de relación, comunicación
y desarrollo global. En un principio, se trabajarán las capacidades
sensoriomotrices: visual, táctil y en
algunas ocasiones, auditivo. Para ello debemos utilizar todo lo que pueda
llamar su atención. Por ejemplo, acompañando los estímulos auditivos de
vibraciones percibidas por el tacto - un molinillo de café, la lavadora, la voz
grave de papá, la aspiradora.
Respecto al lenguaje, siempre que hable con su hijo deben hacerlo de cara permitiéndole que pueda leer sus labios. La lectura labial facilita la comunicación.
Los padres deben evitar las conductas de sobreprotección y de rechazo y por encima de todo hablar, cantar, jugar con sus hijos… y, en la medida de lo posible, sin pensar "no me oye". Debemos considerar que aquello que afecta al niño con deficiencia auditiva no siempre es una cuestión de volumen sino más bien de calidad del sonido. Cuanto más grave es la sordera más frecuentes son los trastornos de personalidad y de desarrollo afectivo.
Respecto al lenguaje, siempre que hable con su hijo deben hacerlo de cara permitiéndole que pueda leer sus labios. La lectura labial facilita la comunicación.
Los padres deben evitar las conductas de sobreprotección y de rechazo y por encima de todo hablar, cantar, jugar con sus hijos… y, en la medida de lo posible, sin pensar "no me oye". Debemos considerar que aquello que afecta al niño con deficiencia auditiva no siempre es una cuestión de volumen sino más bien de calidad del sonido. Cuanto más grave es la sordera más frecuentes son los trastornos de personalidad y de desarrollo afectivo.
El niño sordo suele ser más
indisciplinado que los demás. A menudo no controla sus reacciones. Da muestras
de cólera, agresividad o melancolía cuando se le lleva la contraria. Al
enfrentarse a situaciones que no siempre puede dominar, el niño sordo reacciona
a la defensiva, huye, se esconde y se aísla de un entorno que le es
desagradable o dañino. La privación de comunicación y sus limitaciones en
general, son percibidas por el niño como una fuente de frustración. Debido a su
déficit, no entiende -como podría hacerlo un niño normal- las órdenes que se le
dan en casa o en la escuela. Todos estos aspectos influyen sobre su
personalidad y hay que tenerlos en cuenta a la hora de tratar sus conductas
inapropiadas.
Los padres necesitarán ayuda y mucha dedicación para educar a un hijo con un trastorno auditivo y siempre deben evitar poner en segundo lugar a los otros miembros de la familia, especialmente a los hermanos. La paciencia, la constancia y la actitud positiva son imprescindibles para que la convivencia familiar se desarrolle dentro de unos límites de normalidad y se cree un ambiente emocionalmente estable en el que el niño pueda crecer equilibradamente.
Los padres necesitarán ayuda y mucha dedicación para educar a un hijo con un trastorno auditivo y siempre deben evitar poner en segundo lugar a los otros miembros de la familia, especialmente a los hermanos. La paciencia, la constancia y la actitud positiva son imprescindibles para que la convivencia familiar se desarrolle dentro de unos límites de normalidad y se cree un ambiente emocionalmente estable en el que el niño pueda crecer equilibradamente.
SIGNOS DE ALARMA DE POSIBLE SORDERA EN EL NIÑO
De 0 a 3 meses
§No reacciona a los ruidos ni a la voz.
§No emite sonidos guturales ni hace vocalizaciones
prolongadas para llamar la atención.
De 3 a 6 meses
§No gira la cabeza hacia el sonido.
§No responde a la voz, ni balbucea.
De 6 a 9 meses
§No vocaliza cuando juega ni tampoco para llamar la
atención.
§No emite sílabas.
§No atiende a su nombre.
§No responde con gestos cuando se le dice
"adiós".
De 9 a 12 meses
§No comprende la prohibición.
§No responde a "dame" si no se le indica el
gesto.
§No dice ni reconoce cuando se le nombran a
"papá" y "mamá".
De 12 a 18 meses
§No señala ni nombra objetos ni personas de la familia.
§No entiende órdenes sencillas.
§No responde de diferente forma a distintos sonidos.
De 18 a 24 meses
§No entiende una orden sencilla.
§No dice frases de dos palabras.
§No sabe su nombre.
§No identifica las partes de su cuerpo.
A los 3 años
§No contesta a preguntas sencillas.
§No repite frases.
§No se le entiende lo que dice.
A los 4 años
§No puede mantener una conversación sencilla.
§Es un niño con una atención dispersa que se retrasa en
sus aprendizajes escolares.
En general, si es un niño que tiene poco lenguaje o
evoluciona lentamente para su edad. También si tiene frecuentes catarros u
otitis, será conveniente consultar con su médico.
En
un niño sordo, la evolución de los primeros meses es totalmente
igual que la de los otros niños en todos los dominios no afectados por el
déficit auditivo.
Los órganos de fonación son normales, aptos
para funcionar, pero no se entrenan espontáneamente como en el bebé oyente que
vocaliza e intenta reproducir los sonidos jugando e imitando.
La
falta de la retroalimentación auditiva
en el niño sordo producirán
alteraciones en el niño que llegaran a ser el rasgo más llamativo de su forma
de hablar para las persona que no están acostumbradas a oírlas.
Características :
Si
la intervención se inicia después de los 2 años
incluso si ya no existe voz natural, el balbuceo espontáneo de los
primeros meses ha desaparecido y solo
quedan gritos, la voz del niño sordo será demasiado aguda o demasiado grave.
• Sera
demasiado gutural.
• Nasal
o atonal según exista escasez o exceso de tensión muscular.
• En
la mayoría de los casos no hay
entonación expresiva ni acentuación.
• El
ritmo y las pausas se ven alteradas.
• La
velocidad de emisión muy lenta.
• Cada
fonema requerirá de un aprendizaje muy
largo.
• Las
alteraciones por exceso o escasez de tensión
originan problemas de nasalización, sonorización, cambios en el punto de
articulación.
• En
el caso de los niños sordos el trabajo
de voz debe ser intensiva durante los primeros años y de mantenimiento constante durante toda la
escolaridad para tener una mejor
integración social.
El
lenguaje en el caso del deficiente auditivo, está alterado:
•
Respiración: Es irregular,
aparentemente atáxica. Debemos observar si existe descoordinación de
movimientos entre el tórax y el abdomen.
•
Voz: Desarrolla cuatro tipos de voz:
•
Voz de falsete que es demasiado aguda
y con excesiva resonancia.
•
Voz chillona, átona hueca y con
frecuentes notas falsas.
•
Voz de pecho, grave y ronca.
•
Voz nasalizada, con excesivo uso de la
resonancia nasal.
•
Articulación, son muy frecuentes las
dislalias audiógenas. Se observan sustituciones de un fonema por otro.
•
Entonación y ritmo del habla. Se debe
evaluar si hay alteraciones rítmicas o de entonación.
•
Léxico: Hay que comprobar si el nivel
de vocabulario es normal a su edad.
•
Estructuración sintáctica: Se debe
evaluar las estructuras adquiridas y si existen incorrecciones morfológicas.
Es
importante averiguar si el niño ha recibido estimulación precoz, adiestramiento
auditivo, etc.
Además
de las evaluaciones anteriores, puede ser interesante realizar un examen médico
para evaluar el estado neurológico, realizar radiografías del oído, estudiar el
cariotipo, si se sospecha de alguna anomalía genética, etc
El niño sordo, en general, tienen una
secuencia evolutiva similar a la del oyente, es decir, pasa por las mismas
etapas en su desarrollo cognitivo que el niño oyente, aunque se observa un
mayor retraso en la adquisición de algunas nociones.
Las
investigaciones que estudian la inteligencias sensoriomotora en el niño sordo
son muy escasas, debido a la dificultad para realizar un diagnóstico precoz en
los primeros meses de vida. No obstante, los resultados encontrados muestran
que el niño sordo progresa normalmente a través de este período y no se observa
ningún tipo de retraso en relación con el oyente, sa1vo en la imitación vocal (www.wikipedia.org).
Período
preoperatorio.
Se estudia fundamentalmente el juego
simbólico. Éste se desarrolla con más retraso y limitaciones en el sordo que en
el oyente, como consecuencia de su déficit lingüístico, social y experiencial.
El niño sordo tiene dificultades tanto en
su planificación como para traducir el lenguaje a la acción.
Operaciones
concretas.
Ha sido una de las más estudiadas. La
conclusión que parece confirmarse en todos los estudios es que la secuencia de
adquisición de los distintos conceptos, en esta etapa, es la misma en los
sordos que en los oyentes, la duda que se plantea es si los niños sordos tardan
más en adquirirlos. En tareas de clasificación, los resultados de Best muestran
una mayor competencia de los oyentes frente a los sordos, seguidos de los
sordos con mayor nivel de lenguaje oral y signado; también observó, que en
todos los grupos, los niños pasaban por las mismas etapas y utilizaban las
mismas estrategias para alcanzar el resultado pedido. Al estudiar la noción de
conservación, todas las investigaciones encontraron un retraso en la
adquisición de la misma, aunque se dieron discrepancias en cuanto a la amplitud
de dicho retraso (FURTH dice que hay un retraso de 2 años con respecto a los
oyentes, mientras que OLERON observa 6 años de desnivel). Las razones de esta
discrepancia son debidas al procedimiento experimental utilizado y al diferente
nivel lingüístico, cognitivo y educativo de los sujetos sordos estudiados.
Período operativo
formal.
Piaget sostiene que el lenguaje tiene un
papel fundamental, por ello, los adolescentes sordos deberían presentar un
mayor retraso en éste período o incluso que no ser capaces de alcanzar lo
debido a sus deficiencias lingüísticas. Sin embargo, esto no es tan sencillo,
por varias razones, porque los sujetos sordos al llegar a la adolescencia ya
poseen un cierto nivel lingüístico, bien en lenguaje oral o signado, lo que les
permite acceder a este período y, también, porque las instrucciones de
ejecución de las pruebas de inteligencia son, generalmente, verbales lo que
contamina los resultados obtenidos.
Debemos de tener en cuenta que a la hora de
evaluar las habilidades intelectuales en el sujeto sordo, hay que conseguir que
los resultados no se encuentren influenciados por el nivel de competencia
lingüística del sujeto. La forma tradicional de evaluar la inteligencia ha sido
por medio de tests estandarizados, la escala más utilizada es la escala
Wechsler, observándose, al evaluar la inteligencia mediante la misma, que los
niños sordos están en desventaja en comparación con los oyentes. Esto es debido
fundamentalmente, a que el evaluador no conoce el lenguaje de signos y evalúa
mediante pruebas no verbales, explicando las instrucciones por medio de la
mímica, en estos casos:
·
La información que se transmite por vía
mímica (por gestos mímicos) es menor que la que se percibe a través de la vía
auditiva-verbal.
·
Las instrucciones mímicas pueden suponer un
grave problema, ya que si los niños conocen el lenguaje de signos, pueden
interpretar dichos gestos mímicos como gestos codificados.
A modo de conclusión, se puede afirmar que
se acepta la idea de que la pérdida auditiva y sus efectos asociados en el área
del lenguaje tienden a limitar los logros de pensamiento del niño con déficit
auditivo (Myklebust, 1964; Meadow, 1975), el retraso cognitivo parece estar
relacionado con la severidad de la pérdida auditiva. No obstante, sería
equivocado concluir que los niños con déficit auditivo son "menos
inteligentes" que los niños normo-oyentes, ya que los sordos forman un
grupo muy heterogéneo y es muy difícil generalizar los resultados. Además, tal
como ya ha señalado Furth, el lenguaje influye pero no es directamente
responsable del éxito o fracaso a la hora de resolver las tareas intelectuales,
ya que, también, deben considerarse otros factores tales como las deficiencias
experienciales, sociales, interactivas, etc. que ocurren a lo largo del
desarrollo de algunos niños sordos. El desarrollo cognitivo del niño no va a
estar sólo en función de su nivel de lenguaje sino también de sus intercambios
con el medio y de la riqueza de experiencias cotidianas.
No es posible
referirse al niño sordo como aquel que tiene unas características que son
similares al resto de niños sordos. Entre éstos existen muchas diferencias, por
varios motivos:
1-
Los niños pueden quedarse sordos a diferentes edades; así, los niños cuya
pérdida auditiva se produce pasados los tres años tienen ya un lenguaje oral
que les permite desarrollar mejor la comunicación, mientras que los niños
sordos desde el primer año de vida deben aprender un lenguaje que nunca han
oído.
2-
Hay algunos niños que han perdido la audición de manera casi completa, mientras
otros conservan restos que les ayudan a entender en parte el lenguaje oral y a
utilizarlo ellos mismos con mayor corrección.
3-
Las características del niño sordo dependen en muchos casos de la actitud que
los padres adoptan ante el problema; no será idéntico un niño que ha sido
sobreprotegido por su familia, impidiéndole así un adecuado desarrollo, que
otro que es educado en un ambiente que procura estimular su autonomía, la
relación con otros niños, etc. También parecen existir diferencias si los
padres son sordos u oyentes, pues los padres sordos aceptan, por lo general,
con mayor facilidad el problema, comprenden mejor al niño y, además, al conocer
ya el lenguaje de signos son capaces de una mayor comunicación con ellos, lo
que supondrá que se desarrollen con mayor rapidez que los niños sordos de
padres oyentes.
4-
Estas son algunas de las razones que hacen que, al referirnos a las
características básicas de los niños sordos, tengamos en cuenta que pueden
existir grandes diferencias entre ellos.
La característica
básica más importante del niño sordo tiene que ver con el desarrollo del
lenguaje oral. Así, las vocalizaciones tempranas del niño sordo son muy
semejantes a las de los niños oyentes hasta los 4-5 meses, pero desaparecen
progresivamente a partir de esa fecha. En general, se puede afirmar que la
adquisición y desarrollo del lenguaje oral de los niños sordos es lenta, se
produce con grandes dificultades y presenta numerosas incorrecciones y
confusiones. Lógicamente, estas dificultades dependen del grado de pérdida
auditiva.
A
la distancia de un metro, la voz normalmente tiene una intensidad de 55 a 60
decibelios, de modo que si la sordera, en el mejor oído, es de 60 decibelios,
en esas frecuencias la persona tendrá frecuentes problemas para entender el
lenguaje. Si la pérdida es entre 70 y 90 decibelios, el niño podrá, con
dificultades, entender el habla a gritos o muy amplificada. Con una pérdida de
más de 90 decibelios, el niño no entenderá el habla ni amplificándola.
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